Pude rozar tu piel mínimamente cuando toqué tu pulsera como excusa. No sé si llegaste a percibirlo, pues lo hice cuidadosamente. Eres suave y blanca... y eso me gusta.
Cuando aconteció ese contacto leve de tu piel con mis dedos en ese mismo instante, mi piel se ruborizó lentamente convitiéndose en un pequeño escalofrío que hizo sentirme... feliz. Y todo, justo antes de decirte adiós, ese pequeño hasta luego que hizo que desvanecieras cuando me dirijía al tren que me llevaba de vuelta a mi destino. Realmente, ojalá y nunca hubiera aparecido ese maldito tren o se hubiera retrasado unos instantes más.
Desería volver a rozarte, aunque sea sin querer queriendo cuando nuestras manos se busquen sin saber por qué. Quiero sentir el calor de tus manos con las mías por un momento, aunque dure un pequeño instante. Faltó tiempo. Y siempre faltará, porque cada milésima de segundo que pase contigo, será único e irrepetible. Porque ese segundo nunca querré que acabe, que nunca termine ahí.
Porque nunca será demasiado, porque demasiado será nunca.
"Pequeños gestos.. pequeños gestos que me hacen sonreir y tenerte cerca cada vez que pienso en ese instante que pude rozar tu piel."
Tú.
P.M.C