viernes, 9 de diciembre de 2011

Tan solo un 99%

La mayoría de las veces, hay algo que interrumpe el funcionamiento de la mecánica del corazón. 

Cerca de mi cama, tengo un reloj de cuerda al cuál le doy vida todas las noches. Suena fácil eso de dar "cuerda", pero realmente es muy complicado de hacer. Has de saber tratarlo cuidadosamente, no puedes manipular esa mecánica interna sin haberte leído el manual de instrucciones. El problema es que justamente de la mecánica que hablo, no lleva instrucciones.

Nos equivocamos al medir el tiempo y al elegir dónde queremos estar. Siempre elegimos sin pensar primero como funcionamos. Realmente no sé ni como funciono yo misma. Una vez escuché que eso del amor es muy complicado. Es cierto, y todavía no he solucionado las ecuaciones pendientes. Hay algo que siempre sale mal y me estoy quedando sin engranajes... algo en mi no va a su ritmo de cada día.

Hace tiempo que no paso por la relojería del tío Juan. Solía ayudarme en esto del amor. Se enamoró desde su tienda de relojes, de personas que jamás llegó a conocer, tan solo con verlas él tenía la energía suficiente de cada día para dedicar su tiempo a cada uno de los relojes de la tienda. Esa fue su manera de dar cuerda a su mecánica interior. Era feliz. Tiene engranajes guardados por cada una de esas personas que se enamoraba con tan solo una mirada, un gesto, un silbido, si llevaban perro o no, con pañuelo o sin él, gorro, pajarita, broche, sonrientes, tristes, camisa mal abrochada, con prisas o sin ellas, despeinados o despeinadas, con reloj en la izquierda o derecha... o cualquier cosa inimaginable. 

Un día me dijo que esos engranajes que él guardó me los regalaría. Ese día llegó hace unos 8 años. Actualmente, el negocio es mío. Me llamo Clara y tengo 26 años. Hace tres años acabé mis estudios como fotógrafa y le dedico desde los 18 mis mejores tardes a la relojería de mi tío. Ahora, la que se enamora mirando tras el escaparate soy yo.

Si te soy sincera, hasta entonces no he encontrado la necesidad de buscar los engranajes que mi tío guardó. Me visita y me ayuda de vez en cuando (fue un regalo para mí que compartiéramos un negocio juntos) y me dice que abra sin miedo el armario del final a la derecha del todo. Es un armario diferente. Es pequeño, pero según él, dice que es más grande de lo que parece. A veces, las cosas pequeñas son las más grandes por dentro. Hoy, he descubierto que tenía razón. ¿Sabes que había dentro del armario? Un sinfín de engranajes guardados en distintas cajas por fechas y horas. Hay toda una vida de engranajes y cada uno tendrá su historia. Ojalá tuviera tiempo de aprender de todos ellos. Poco a poco, ¿no?.

Ahora, necesito esos engranajes, necesito que esa pieza que se ha desprendido de mi la pueda recuperar, pues me enamoré de una persona que no he podido quedarme solo con su mirada, he sentido la necesidad de saber quién es. Automáticamente, la mecánica, mi mecánica ha perdido el rumbo de sus agujas.

¿Quieres saber un secreto? Esos engranajes, no son simplemente piezas que hace que funciones el reloj, tu corazón. Son esos pequeños detalles que te encanta ver cada día, que te encanta hacer día, tarde y noche. Son como tres bombones a las 19:56 de la tarde con tus amigos, uno para cada uno. Esos pequeños detalles, son imprescindibles en tu vida. 

Cuídalos, aprende a encontrarlos, dedícate a pensar en ellos, explorar sus mejores aventuras, recuerda también que todos tienen su pequeña mecánica y tienes que respetar y cuidar sus sentimientos, nunca perjudicarlos, esencialmente tienes que enseñar a vivir...

Si te gustaría volver a recuperar alguno de tus engranajes perdidos o mal gastados, incluso poner uno más en tu vida, búscame en: Av del escaparate Nº2 "el escaparate desde donde se ve y aprecia la vida de forma diferente". (No tengo timbre, la llave de la puerta está bajo el felpudo. Ah! MUY importante, no sólo hay un felpudo, has de elegir bien cuál es el tuyo).

Sonríe.

Te espero.
Clara
P.M.C

martes, 18 de octubre de 2011

¿Qué he hecho mal?

Me gustaría saber qué piensas. Nunca me lo has dicho, en cambio yo a ti sí. Nunca contestas a mis llamadas ni a mis mensajes y sinceramente no puedo seguir buscándote. ¿A caso alguna vez has venido a buscarme? Sabes que no, que siempre he ido a por ti. Me he cansado... ¿Y sabes lo peor de todo? Que como una idiota sigo hablándote y nunca hay respuesta. No sirve de nada hacerme la dura, al final, tú eres más fuerte que yo. Y ahora dime, ¿qué he hecho mal?. ¿Qué tienes dentro de la cabeza?.

P.M.C

martes, 25 de enero de 2011

Ella

Y es cuando en ella puedo ver ese resplandor que hace que me ilumine esos contornos perfectamente marcados de una forma especial. Cada centímetro, realiza esa simple curva que llega hasta un sinfín que la une en sí.

En su interior, siempre es de noche. Conlleva en sus adentros, a buscar el principio del fin. El fin de donde quiero encontrar susurros, susurros que me estremezcan.

Me dicta al oido bellas palabras que hacen que pierda esa realidad y llegue a lo más profundo de su ser, de su sinfín, su motor, ese corazón diferente y prodigioso.

Toda ella me muestra ese sentimiento, ese impulso, esa locura a veces causada de poder acariciarla, de poder recorrer con mis manos su perfecto y frío tacto. Su especial cariño que me transmite sentirla, toda ella.

Esa fiel compañera, del día a día, la que me entiende, la que me sabe escuchar y a la que yo sé escuchar al mismo tiempo.

Ella, mi instrumento. Si por un momento, te ha pasado por la mente la Trompa, es porque realmente hay algo en ti, que hace que te acuerdes de mi, y eso me gusta. 

Para ti.


P.M.C

sábado, 22 de enero de 2011

Aviones de papel

Y pasa un avión de papel por delante mía. Te extrañas y solo haces que mirar a la puerta de la habitación y está él, el dueño del avión de papel, ese pequeño personaje de gran corazón que hace que me estremezca con solo una mirada suya o con su sonrisa. Es él, mi hermano.
No es un avión cualquiera, es especial. Ha pasado por delante de mis ojos a una velocidad, la cuál he podido observar su descenso perfecto encima de mis libros. Sorprendida ante ese aterrizaje lo he cogido y lo he guardado encima de mi estantería, como algo más especial de lo que hay en ella.
Sus alas son perfectas y sus pliegues fascinantes. Y lo más interesante es que en cada centímetro de ese papel está escrita la mejor de las historias. Está en blanco, pero puedo leer en cada una de sus esquinas lo que mi hermano ha podido transmitirme. Ese cariño, esa amistad, esas sonrisas, esos pequeños enfados que producidos sin querer siempre me devuelve un pequeño abrazo y una pequeña lágrima de ese arrepentimiento. Esas cosquillas que le encantan, esos cotilleos que me cuenta, los que le cuento yo, nuestras bromas a los papás, esas broncas conjuntas, y sobretodo como con sus manos ha hecho tal cual avión especial

Se ha reído de mi cuando simplemente le he dicho, "gracias". Él me ha contestado: -Teta, es un avión de papel y nada más, ya te haré uno mejor, pero cuidalo, eh? Que me ha costado hacerlo y vuela muy bien!. 

-Pues que sepas, que esos son los mejores detalles. Le he contestado.
Se ha quedado un poco extrañado, no entiende que quiero decir con ello. Tiene 11 años.
Nunca sabemos apreciar esos pequeños gestos que realmente lo hacen todo especial. Esos detalles, que sin darnos cuenta nos da nuestro hermano o hermana. Ese cariño que a veces nos falta por dar. Sí, solemos enfadarnos, y luego te corroe por dentro ese arrepentimiento porque sabes que siempre se puede hacer mejor, y a veces, por un día malo que tengas la cargas con ellos, y luego cuando ya ha pasado la peor parte, vas y pides perdón.

Un detalle, un solo detalle lo hace especial. Y es perfecto, por el simple hecho de que ya ha pasado.

Ya crecerás, pequeño personaje de gran corazón.
Te quiere, tu hermana.

P.M.C