El mar esconde enigmas y secretos que son difíciles de entender, pero
para ello, tienes que tener una buena tripulación y un buen barco (y no
hablo de un rico material), y sobre todo, saber que lo que te
encuentres será algo que estaba escrito, que por eso lo tenías que
encontrar.
¿Sabes? No te diré mi nombre ni quién soy, es algo que deberás
descubrir. En la tripulación me llamaban Nerio, y este es un diminuto
cabo suelto que me trae recuerdos con un dulce aroma a salitre, que
esconde historias que recorren de arriba abajo en cada hueco de las tres
cubiertas a bordo del pequeño y a la vez grande Nessum dorma.
La sala de máquinas del barco dejó de funcionar y el jefe del
departamento de dichas máquinas dio parte en seguida al capitán.
El capitán no se hizo a la idea de lo que podía pasar, pues perdieron
las coordenadas hacia el destino marcado, pero no le supuso dolor de
cabeza. Pensó que empezaría una gran aventura dentro de Nessum dorma. Y
así fue...
La máquina, el motor, el corazón del barco, estaba potenciado para
guiar y no perder el norte y el sur automáticamente, pero el capitán
desde hace tiempo quiso plantear a la tripulación varias cuestiones que
sabía que a más de uno le impactarían y a otros, simplemente les daría
igual y se volverían locos por arreglar cuanto antes el mecanismo del
motor del barco. Esta fue la gran ocasión.
Sé que te estás preguntando, cómo narices se llama el capitán... Pues
claramente ya te lo estoy diciendo. Capitán y nada más, pues el nombre
es lo menos importante. Me puedes llamar como quieras, y a él también,
por ejemplo, lo importante es lo que te puedo llegar a hacer sentir, yo y
mis botes a la deriva... La identificación personal está llena de
carácteres y no lo ves.
-¡Alzad velas y a volar!- decía el capitán.
Empezó la gran jugada interesante, dejarse llevar a la deriva por
aquellos vientos y seguir una estela de luz al atardecer que les guiase a
donde debían llegar.
Puede que algún día siga contándote qué pasó, y que planteó el
capitán. Tan solo me limitaré a decir, que empezó a ver que sin ese
pequeño "automático" de la máquina del motor que le tenía controlado, el
barco es mucho más interesante si va por propia voluntad a lugares que
ni tú ni yo conocemos. Por cierto! Se me olvidaba, ¿sabes quién era
Puccini? El capitán esconde el secreto del nombre del barco y tiene que
ver con él.
P.M.C
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